4 riesgos en instalaciones eléctricas

Cada vez con mayor frecuencia, están ocurriendo accidentes en instalaciones eléctricas debido a la manipulación de las mismas principalmente por personas ajenas. Sin ir más lejos, el fin de semana del 10-11 de enero falleció una persona en una subestación eléctrica de 220 kV en Murcia.

La electricidad es peligrosa; no hay que temerla, pero si tenerle respeto y actuar con las medidas y protecciones necesarias. Como podéis comprobar en la Nota Técnica de Prevención 400 del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, una intensidad eléctrica de menos de 100 mA es potencialmente letal con un tiempo de exposición superior a 500 ms.

Por ello, se deben tener en cuenta algunas consideraciones básicas a la hora de realizar cualquier trabajo que implique riesgo eléctrico, como las conocidas como “5 reglas de oro”, definidas en el Real Decreto 614/2001 para trabajos sin tensión y la utilización de equipos y materiales que aseguren la protección del trabajador frente al riesgo eléctrico garantizando, en particular, que el trabajador no pueda contactar accidentalmente con cualquier otro elemento a potencial distinto al suyo, para trabajos en tensión.

Veamos de forma sencilla cuatro casos de accidentes que desgraciadamente se producen en las instalaciones eléctricas debido a manipulaciones por parte del personal y algunas medidas de seguridad y antivandálicas que se disponen:

0. El que pudo haber sido y, afortunadamente, no fue:

Ese mismo fin de semana fueron detenidas en Barakaldo dos personas por el desmantelamiento de parte de una torre de alta tensión en servicio de 132 kV (esto son varios megavoltamperios y unas centenas de amperios). Afortunadamente la torre no colapsó pero quedó seriamente dañada, como se puede apreciar en la siguiente imagen).

Si la torre hubiera colapsado estaríamos hablando de una desgracia con posibles fallecidos, de incendios, cortes de suministro…

Como posible medida de seguridad, que ya se realiza en algunas torres, es ponerles en la base unos chapones metálicos de forma que impiden su escalada y, en este caso, la manipulación de la estructura, que quedaría por dentro.

1. Torres eléctricas:

Aquí se producen normalmente dos tipos de actuaciones. Bien sobre los transformadores colocados sobre los postes, bien sobre el propio cableado de la torre. Un posible resultado de una manipulación es una descarga eléctrica que, con fortuna, no matará a la persona, pero que conlleva una más que probable caída de la torre producida por la propia descarga eléctrica. En ambos casos, se produce la manipulación de una parte eléctrica en tensión y accidentalmente se produce un cortocircuito al tocar una masa metálica, o tocando dos cables diferentes. Otro posible accidente consiste en el contacto de los cables que discurren por encima de una finca que, al tocarlos con un elemento metálico, producen un cortocircuito al descargar a tierra. Esto, al parecer, es lo que sucedió hace poco a una persona que estaba realizando tareas de reparación de la red de riego de una parcela; accidentalmente tocó el cableado con la tubería a sustituir y se produjo la descarga.

Igual que en el caso anterior, se pueden utilizar los chapones metálicos para evitar la escalada, pero ante los contactos directos poco más se puede hacer en materia de protección pasiva aparte de disponer los aisladores reglamentarios y las conexiones a tierra. Simplemente echando un vistazo a la red aérea de distribución eléctrica de vuestra zona podéis comprobar las posibles zonas peligrosas por contactos accidentales.

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2. Subestaciones:

En el caso con que iniciaba el post, no se sabe muy bien lo ocurrido; tan solo que el fallecido, al parecer, intentaba llevarse una bobina de cobre en una subestación de 220 kV cuando sufrió una descarga eléctrica.

Las medidas de seguridad en una subestación son, obviamente, muy elevadas, pero hay riesgos inherentes a la instalación que no pueden ser eliminados, solo minimizados, como respetar las distancias de seguridad indicadas y las señales de peligro

Obviamente los riesgos existentes en una subestación no se ciñen sólo a la invasión de la zona de seguridad, también están los riesgos por contactos directos e indirectos, …

Se pueden consultar las dimensiones de vallados, zonas de protección, distancias de aislamiento eléctrico a redes eléctricas, etc., en las vigentes normativas que podéis consultar aquí.

3. Centros de transformación:

Los centros de transformación tienen el problema añadido de que la zona de actuación es reducida. Por tanto, aquí hay que vigilar con especial atención los riesgos por contactos directos. Se sabe que ha habido accidentes por contacto directo entre una fase y una masa metálica o por contacto entre fases.

Al igual que en el apartado anterior, se pueden consultar las distancias de seguridad, zonas de protección, etc, en el mismo link.

Para minimizar el riesgo frente a incendio y explosión, se está utilizando cada vez más los transformadores de aceite vegetal frente a los de aceite mineral ya que, que debido a sus características, hacen innecesarios los sistemas fijos de extinción de incendios y aumentan la vida de los transformadores, al absorber mejor la humedad, aparte de ser reciclables.

4. Instalaciones deficientes:

A todas las instalaciones anteriores faltaría añadirles un riesgo más, el que las instalaciones presenten deficiencias. Aquí ya no estamos hablando de si una determinada persona tuvo más o menos implicación en un posible accidente. Un fallo en una toma de tierra, un aislador en mal estado, diferenciales que no funcionan,… Para ello son necesarias (y algunas obligatorias) las revisiones de las instalaciones, tanto las iniciales de puesta en marcha como las periódicas e inspecciones de mantenimiento. Este verano pasado, un joven falleció por una descarga al apoyarse en una farola debido a una conexión defectuosa. Por otro lado, están los robos que dejan a las instalaciones sin sus protecciones correspondientes, como es el robo del cableado de tierra de las instalaciones de alumbrado.

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Para concluir, recordamos y aconsejamos que las instalaciones eléctricas únicamente las manipulen personas competentes, formadas, con las autorizaciones, equipos y protecciones pertinentes y respetando las normas de seguridad de las instalaciones a las que acceden.

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