Debido a que quien escribe este blog también es el responsable técnico de la empresa Quetzal Ingeniería, no hemos podido actualizar el mismo en el último mes, por lo que ya toca poner una solución a esto y continuar con nuestras opiniones compartidas.
Hoy titulo la entrada como "Que se imponga la lógica", tras leer este artículo titulado Alemania invirtió en 2012 en fotovoltaica más que España en toda su historia del magazine energias-renovables.com.
Esta noticia me choca por dos motivos:
- Los precios de los sistemas fotovoltaicos fueron bajando durante todo el año 2012, por lo que esto significa que se debe de haber realizado muchas instalaciones más que años anteriores.
- España tiene una radiación solar aprovechable de cerca del doble que la locomotora de la Unión.
Los motivos, como siempre, son múltiples y diversos.
Por un lado está la conciencia ambiental de sus ciudadanos, lo cual a provocado a ser el país más desarrollado en energías renovables, a cerrar las centrales nucleares y a respetar de manera efectiva y real el medio ambiente, por lo menos dentro de Alemania.
Por otro lado son las medidas de estabilidad legislativa, donde se tiene claro y sin buscar pelotazos todas las normas de juego, sin dar lugar a sorpresas y a que la gente no se fíe de sus gobiernos.
A todo ello yo le adjudico un componente político esencial.
En Alemania el partido Verde tiene una representación importante, tanto en la vida política y social, habiendo participado en proyectos en varias ocasiones.
Eso ha provocado que se eduque mediambientalmente a la gente en el respeto y mantenimiento de nuestros bienes y nuestro entorno.
Además existe un proteccionismo económico muy importante, como muestra las medidas antidumping a los paneles chinos, en el que la Industria local tiene mucha fuerza y provocan que los gobiernos mantenga una estabilidad legal en la mayoría de los asuntos económicos.
Ahora que nuestro gobierno tanto depende de Alemania, esperemos que pueda copiar y adaptar parte de sus cosas buenas y no quedarse solamente en exigencias sin futuro, no aplicables aquí sin organizar un caos en la sociedad.