La crisis económica, el paro, la desesperación, y el afán de aprovecharse de la situación ha conseguido que una de las pocas vías de escapes actuales para los ingenieros industriales, arquitectos técnicos o incluso arquitectos se ridiculicen y menoscaben su profesión y su profesionalidad haciendo Certificados Energéticos por menos del coste.
Cuando vamos al mecánico o vienen un informático a nuestra empresa no discutimos el precio por hora de trabajo que nos marca, pues consideramos que son profesionales expertos, con unos conocimientos que nosotros no tenemos para arreglar nuestro coche o nuestro ordenador.
En el caso de los ingenieros, peritos, aparejadores o arquitectos es lo mismo, van a realizar un trabajo específico desconocido para el usuario, para el que están preparados tras duros años de estudios y experiencia laboral.
Mi pregunta es, ¿por qué no hemos dado valor a nuestro trabajo metiéndonos en una guerra de precios tan absurda como contraproducente?
He visto precios del Certificado Energético desde 40 € en carteles de algunas inmobiliarias, y es fácil encontrarlo por Internet en 75 u 80 €. Por poco que realices una visita a la vivienda en cuestión, identifiques mediante proyecto o aparatos de medida los cerramientos y componentes de la misma, realices el cálculo con los programas adecuados y termines el informe ya se emplea una media de 6 u 8 horas de trabajo, más el coste del transporte, por lo que estamos hablando de un trabajo en torno a 10 €/hora o menos para un técnico.
Compañeros y compañeras, no se si sedan cuenta que están tirando por tierra todo el prestigio que pudiera tener nuestro oficio, equiparándolo a cualquier otro que no requiera formación. Ahora no somos más que hacedores de papeles sin ningún valor añadido, lo cual nos condena a la oscuridad.
Yo quiero mantener la dignidad de mi oficio y no entraré en la guerra de precios por hacer certificado energético, ni los bajaré por debajo de lo que considero el coste mínimo de mano de obra para los ingenieros en cualquier otro trabajo y espero que muchos otros sigan mi comportamiento.