Muchos tenemos claro que donde más consumo de energía y también derroche de la misma es en el sector industrial y comercial.
En viviendas hay bastante concienciación, porque los usuarios pagan sus propias facturas y hay anuncios continuamente instando al ahorro energético.
En el sector industrial y el sector terciario los trabajadores tienen menos conciencia, ya que no actúan con su dinero, y los empresarios muchas veces consideran la energía como un gasto necesario y no se preguntan si están gastando de más.
Esto pasa en empresas grandes y medianas, las pequeñas también suelen tener un gasto más ajustado.
En nuestro país existe unas subvenciones, llamadas pago por interrumpibilidad, que cada año son mayores y que consisten en que las grandes industrias, véase Alcoa, Arcelor, etc, reciben anualmente un dinero a cambio de interrumpir su producción, o parte de su producción, en momentos de gran demannda de energía.
En el artículo de referencia que he enlazado se muestra como la subvención ha aumentado cada año y que lo hará aún más en los próximos.
En mi opinión estas medidas son un error si no van conjuntamente con la obligación de planes de ahorro energético en estas industrias.
El dinero que se invierte en pagar a estas grandes empresas podría realizar una mejor contribución si se destinara a financiar el pago de equipos de ahorro energético en la mediana y gran industria o en el sector terciario.
Es mejor la contribución porque en cuanto se hace la inversión un año se consigue un ahorro continuo durante muchos más con inversiones mucho más reducida, no como el pago de la interrumpibilidad, que cada año hay que hacerlo y cada año es mayor.
Estos detalles son los que debe cuidar un gobierno y velar porque el dinero de todos se gaste de la mejor manera posible y no signifique ninguna dádiva para las grandes empresas, porque todas las empresas crean empleo y éstas ya tienen sus múltiples ventajas.