Los ayuntamientos son una pieza fundamental en el cambio de modelo energético, una pieza clave, incluso diría más, la más importante de todas, porque es la administración más cercana, la que cada uno de nosotros, tú y yo, tomamos como referencia a la hora de evaluar el derroche o la eficiencia de las administraciones.
Como ayuntamiento debe dar ejemplo y apostar, primero, por la eficiencia energética y una vez conseguida por las energías renovables para autogeneración y autoconsumo.
Igual puedes pensar que esto es muy fácil de decir, pero que hace falta mucho dinero para invertir en mejorar las instalaciones municipales y, si por un lado le pedimos a nuestro ayuntamiento que no despilfarre, por otro no le podemos pedir que empiece a gastar, pero la eficiencia energética se puede comenzar a conseguir sin gastar muchos euros, como demuestra la experiencia de la ciudad de Rubí.
Rubí es una pequeña ciudad industrial de 75.000 habitantes ubicada en la provincia de Barcelona que ha implantado un modelo de eficiencia energética que le permite, por una parte, ahorrar mucho dinero, y por otra cambiar el modelo energético de la ciudad y, como están exportándolo, de todos aquellos municipios que quieran imitarles.
El proyecto se llama Rubí Brilla y lo podéis encontrar en la web municipal, lo desarrolla junto a la empresa social ECOO y tiene diferentes campos a implantar poco a poco, sin prisas pero sin pausas, consiguiendo ahorros ascendentes, de más de 500.000 € en el primer año de ejecución y de más de 1.500.000 en el tercero.
¿Y cómo lo hacen? Pues utilizando la inteligencia colectiva y buscando el bien común.
El consumo energético se trata del consumo en agua, electricidad y combustibles necesarios para el funcionamiento de la ciudad, lo primero que hicieron fue analizar lo que gastaban en cada apartado, edificio e instalación, tanto en dinero (€) como en energía (kWh).
Una vez teniendo el listado de consumos realizado toca analizar los datos y decidir a que instalaciones meter mano. Para ello utilizan el principio de Pareto, por el cual el 80% del gasto corresponde al 20% de instalaciones, pero buscando el 50% del gasto en lugar del 80%.
Y ahora toca actuar sobre estos consumos. Para ello, primero dejan de derrochar en gastos públicos como la excesiva iluminación de muchas calles, simplemente apagando lo que no se necesite y esté por encima de la normativa en vigor y además utilizan estrategias muy inteligentes como la 50-50 en escuelas públicas.
Las estrategia 50-50 implica a toda la comunidad educativa y municipal, desde alumnos a trabajadores del centro, profesores, padres y técnicos municipales en la decisión de cómo y de donde ahorrar energía. Los centros se presentan de forma voluntaria y la decisión es colectiva, siendo una autentica herramienta de concienciación, además de ahorro.
De ahorro conseguido, que significará dinero para las arcas municipales, un 50% va como subvención directa al centro escolar para que lo usen como prefieran y el otro 50%lo destinará el ayuntamiento en invertir en eficiencia energética en el mismo centro, siguiendo también la lógica de la decisión colectiva, ya sea en nuevas ventanas, monitorización, o lo que consideren oportuno.
Con el paso del tiempo, estás destinando un dinero preveniente del ahorro conseguido gratuitamente en mejorar las instalaciones municipales y en dar ejemplo.
Pasado el primer año, además de en colegios, la estrategia 50-50 se está aplicando en escuelas deportivas, en centros culturales y se están consiguiendo resultados espectaculares que permiten, entre otras cosas, realizar instalaciones de autoconsumo (sobre edificios ya eficientes) y propiciando la movilidad eléctrica con fotolineras, además de realizar campañas para extender la acción a comercios, industrias, viviendas y luchar contra la pobreza energética y mejorar en competitividad con empleo local.
Sin duda, este proyecto está demostrando que unidos somos más, más capaces, más inteligentes, más eficientes. Tenemos que hablar de esta estrategia a nuestros amigos y amigas que sean concejales, acaldes o alcaldesas pues está en su mano que su pueblo o ciudad se convierta en referente del cambio de modelo energético que por el bien del planeta y de nosotros, sus habitantes, necesitamos.