La energía solar fotovoltaica es la más factible de poder instalar en cualquier parte del mundo.
Lo es principalmente por su portabilidad, se pueden instalar placas fotovoltaicas fácilmente en cualquier tejado o terraza y siempre va a producir electricidad, sean placas de 1 o 30 años.
En los últimos años los precios de los componentes de esta tecnología se han reducido drásticamente, sobre todo los paneles que desde finales de 2008 han pasado de costar en trono a 3 €/Wp a 0,6 €/Wp.
Esto ha sido debido principalmente al aumento y mejora de la producción, pero también a las ayudas o planes de fomento gubernamentales para el impulso de su instalación.
Desde un punto de vista tecnológico y social aún estamos en el principio del uso de esta tecnología.
Hace falta bajar aún su coste un poco, y, sobre todo, desarrollar mejores sistemas de almacenamiento de energía más económicos y eficaces. Como muestra de esto están los programas de investigación internacional, como éste europeo liderado por elInstituto de Investigación en Energía de Cataluña, o empresas privadas como Sun Catalytix.
Socialmente hacen falta leyes que permitan su implantación y esto no suponga un sobre coste para el consumidor, que será también productor.
Estas leyes irían por el balance neto, en zonas con red eléctrica consolidada, para que se pueda producir lo que efectivamente se consuma sin necesidad de baterías, propiciando una generación distribuida. Y también por ayudas económicas directas o indirectas para instalaciones aisladas, para no tener que llevar costosas, ambiental y económicamente hablando, redes de distribución de energía.
La energía solar fotovoltaica, en sus diferentes formas, es una de las fuentes de energía del presente y del futuro cercano.