Hay dos tipos de energías renovables que dominan el funcionamiento de nuestro hogar; estas son la energía eléctrica y la energía térmica.
Por fortuna, para ambas modalidades energéticas existen opciones de generación de origen renovable.
Energía eléctrica – Energía solar fotovoltaica
Cuando hablamos de producción de energía eléctrica (o electricidad) en nuestros hogares, por excelencia el primer ejemplo referido son el empleo de paneles fotovoltaicos.
La energía fotovoltaica es la modalidad energética que produce electricidad a partir de la incidencia de los rayos de sol sobre los llamados módulos fotovoltaicos. El trabajo principal de estos módulos lo realizan las células fotovoltaicas que están compuestas, en su mayoría por un material semiconductor. La principal propiedad de los materiales semiconductores es la generación de energía eléctrica por el movimiento de los electrones que conforman el material tras la incidencia de los rayos de luz solares.
La modalidad de energía solar fotovoltaica adaptada a viviendas, es lo que se conoce como energía fotovoltaica de autoconsumo.
Energía eléctrica renovable – energía eólica
Otra opción de generación de energía eléctrica de origen renovable es la energía eólica. Este modelo de energía renovable es más habitual presenciarlo en grandes parques eólicos, un paisaje muy común en carreteras españolas.
Pero existe una variedad de la energía eólica que nos permite poder contar con esta alternativa renovable en nuestros hogares. Esta opción es la conocida como energía mini eólica, que plantea las mismas prestaciones que los grandes aerogeneradores, pero en un formato reducido y factible para pequeñas instalaciones.
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Actualmente, y en términos de eficiencia, la energía mini eólica puede competir con la fotovoltaica de autoconsumo, eso sí, siempre teniendo en cuenta la ubicación y el nivel de gasto energético del domicilio.
El hándicap que conlleva la mini eólica frente a los paneles fotovoltaicos, es que la inversión inicial en la instalación es más cara, dado que es una tecnología que se encuentra en desarrollo.
Energía térmica renovable – biomasa
La biomasa es la primera opción de producción de energía térmica de origen renovable que a todos se nos viene a la cabeza. Este modelo de energía es únicamente de producción de calor, pero eso sí, cuenta con dos alternativas para elegir la más adecuada: las calderas de biomasa que producen calor para agua caliente y calefacción general, y también existen las estufas de biomasa, que se emplean únicamente para calefacción de una zona o espacio.
En los últimos años, se ha puesto en duda la renovabilidad de la biomasa, ya que es un modelo que para la generación de calor se recurre a la quema del propio material, generando así, emisiones y residuos. Es cierto que esto sucede, pero en comparación con otras alternativas (carbón, gasóleo, gas…) el nivel de emisiones es considerablemente menor. Por otro lado, no se debe poner nunca en duda el carácter renovable de la biomasa, ya que este producto se nutre de material de residuos de industria, lodos, restos de podas… un suministro que sí es renovable.
Energía térmica renovable – aerotermia
La aerotermia es la opción más novedosa en cuanto a la producción de energía térmica. La energía aerotérmica presenta una nueva generación de bombas de calor, que dan una respuesta mucho más eficiente al tratamiento del recurso energético.
La aerotermia es un equipo que mejora las prestaciones de las conocidas bombas de calor de aire acondicionado, empleando como alimento la temperatura del ambiente exterior y realizando de manera mucho más eficiente los procesos de compresión y condensación que hacen posible la obtención de la temperatura deseada (frío o calor).
Energía térmica renovable – geotermia
Otra alternativa térmica renovable son las bombas de calor de aplicación en geotermia.
El funcionamiento de una bomba geotérmica es similar al que ya se conoce en las bombas de calor: obtención de la temperatura mediante los cambios de estado (condensación-compresión) del fluido de trabajo.
En este caso, la temperatura con la que trabaja el sistema geotérmico, es la temperatura existente bajo el terreno. La instalación de esta técnica es la disposición bajo tierra de unos tubos colectores de aire o agua, que transportarán este fluido para que sea el encargado de transmitir la temperatura del terreno al agua o aire de consumo.
Dependiendo de la profundidad de los colectores y de la ubicación de la vivienda, se encontrarán diferentes márgenes de temperatura, siendo los más habituales en residencial, la geotérmica de baja y de media temperatura.
Energía térmica renovable – energía solar térmica
La energía térmica también cuenta con la opción de paneles solares, pero esta vez referidos a la captación del calor procedente de los rayos del sol. Esta es la principal diferencia con respecto a la solar fotovoltaica, esta se alimente de la luz, y la térmica se nutre del calor.
Por ello, el diseño de paneles solares térmicos es adaptado a esta modalidad de captación. Este tipo de paneles está formado por una serie de tubos colectores dispuestos en el interior del propio panel, formado por un bastidor que le da forma y una carcasa protectora para los citados colectores.
El fluido que circula por ellos, será el encargado de transmitir el calor del sol al agua de consumo.
La energía solar térmica se emplea para la obtención de agua caliente sanitaria y como apoyo al sistema de calefacción, dependiendo del diseño del mismo.
La ventaja que presenta la energía térmica frente a la eléctrica, es que el calor se puede almacenar para su uso con posterioridad. El almacenamiento de energía eléctrica es posible pero mucho menos eficiente, y es una técnica actualmente en líneas de mejora.
