Una cosa está clara, si el mercado eléctrico fuese completamente liberalizado no podría haber déficit de tarifa, de base, ya que los consumidores pagarían lo que les pidieran las comercializadoras y si estas no cubren sus costes supondrías pérdidas para la empresa.
Esto es lo que parece que pretende hacer el ministerio de Industria según esta noticias de elEconomista.es, en la cual también fija como disparate las primas a pagar a las energías renovables en los próximos años, sin tener en cuenta el coste de la importación de gas, petróleo y carbón, tanto económico como en términos de dependencia.
Actualmente el sistema eléctrico está dividido en cuatro partes, la generación, el transporte, la distribución y la comercialización.
La generación consiste en producción de electricidad en las diferentes centrales y esta parte está completamente liberalizada. Cualquiera puede tener un central eléctrica.
Si la central es convencional, venderá la energía producida en el mercado diario, el pool.
Si la central es de régimen especial (renovables y cogeneración), hasta ahora ha estado primada, es decir, que recibía una tarifa fija que se carga en la factura al consumidor de energía, dentro de los peajes marcados por el gobierno..
El transporte se usa para llevar la electricidad en alta tensión de las centrales a los núcleos de consumo. esto no está liberalizado y una empresa privatizada, Red Eléctrica Española, con parte de capital público se encarga de ello.
La distribución es la parte que una vez llegado a los núcleos de consumo transporta la electricidad a cada suministro, incluyendo en sus infraestructuras las subestaciones de transformación, las líneas eléctricas y los centros de transformación hasta contadores.
Esta parte no está liberalizada, existen monopolios naturales, aunque hay varias empresas que pueden tener redes, en una misma zona solamente hay una de ellas.
La comercialización es la parte de venta de electricidad a los suministros, la parte en que todos intervenimos, consumiendo y pagando.
Esta está liberalizada, las comercializadoras compran electricidad mediante una subasta y la venden a los consumidores al precio que pactan incluyendo los costes fijos de transporte, distribución y primas a régimen especial que marca el gobierno.
Actualmente, y es lo que quieren cambiar, cuando el consumo es menor de 10 kW, se tiene que cobrar la TUR, tarifa de último recurso, que la marca el gobierno en base a los costes fijos y otras subastas, el CESUR, que tiene en cuenta la previsión de precios de la subasta de electricidad para cada trimestres más una prima de riesgo.
Esta tarifa está hecha para proteger a los consumidores domésticos y pequeños comerciantes de abusos por las eléctricas, lo que realmente no consigue, y aquí es donde se genera el déficit de tarifa, principalmente cuando el consumo es bajo como ahora en tiempos de crisis.
En el sistema hay muchas anomalías, como que una misma empresas, aunque con CIFS diferentes, puede ser generadora y comercializadora, además de distribuidora, es decir, que se compra la electricidad a sí misma, lo que hace subir su precio.
La liberalización de la tarifa puede ser buena si se produce junto a un sistema claro de la misma, donde se especifique que parte va para cada tecnología, donde se abra la posibilidad de tener varias distribuidoras, incluso transportistas de electricidad, que compitan en costes y servicios.
También debería prohibirse que las empresas comercializadoras, distribuidoras y generadoras tengan el mismo capital, deberían ser empresas completamente diferentes para todo esto funcione, con mecanismos eficaces de control.
En mi opinión, aunque seguramente será más cara la electricidad en este caso, si se consigue así acabar con la estafa actual, donde las grandes eléctricas, con múltiples caras, consiguen beneficios desproporcionados a costa de todos nosotros, sin importarles lo más mínimo ni el bienestar social ni ambiental.
