Pasaron las primeras elecciones del año, y comienzan nuevos tiempos, donde la política energética puede comenzar a cambiar para llegar a ser un importante motor de nuestra actividad económica, generando riqueza, creando empleo y reduciendo el consumo y las emisiones.
Necesitaremos esperar hasta final de año para comenzar con el cambio definitivo del mercado energético, acabando con esa irracionalidad que son los costes reconocidos del sistema, los beneficios caídos del cielo de las grandes compañías para sus centrales nucleares e hidráulicas y el famoso déficit de tarifa, pero podemos comenzar ya a aplicar cambios legislativos que impulse la actividad de las pequeñas empresas de energías renovables y ahorro energético desde las autonomías y los ayuntamientos.Desde las autonomías estos nuevos tiempos deben traer:
- Eliminación de trámites y trabas. Se debe interpretar las leyes para facilitar a quien quiere realizar instalaciones de autoconsumo, siguiendo el cercano ejemplo de Murcia para instalaciones con vertidos, o Cataluña para instalaciones de vertido cero (no dan nada de electricidad a la red). Debe promoverse una tramitación corta y con pocas tasas y trabas.
- Apoyo y financiación a ESE. Las comunidades autónomas tienen instrumentos financieros para que este tipo de empresas, que ayudan a ahorrar a empresas y particulares, puedan llegar a tener la financiación suficiente a un coste adecuado. Los contratos bilaterales de compra-venta de energía, tanto eléctrica como térmica, son una realidad en muchos países que no podemos dejar de aplicar.
- Recuperación energética residuos. En este punto se necesitan dos actuaciones, una, de limpieza forestal en un país que, debido a su clima, padece episodios peródicos de incendios forestales, todos estos residuos pueden convertirse combustible en calderas de biomasa. Por otro lado, el cambio de los vertederos de residuos urbanos para conseguir la generación de biocombustibles y compost de ellos.
Los ayuntamientos deben conseguir por lo menos esto:
- Rehabilitación energética. Potenciar la rehabilitación energética, con bonificaciones fiscales y ayudando a acceder a la financiación mediante la aplicación de programas autonómicos, estatales y europeos.
- Creación de cooperativas eléctricas municipales. Nuevas distribuidoras eléctricas en la que los ciudadanos son los propietarios de las redes, como ya existe en Crevillente, Biar, etc. Estas cooperativas, además de repartir los beneficios en el bien común de sus clientes y accionistas, es un instrumento muy útil en la lucha contra la pobreza energética.
- Vehículos eléctricos municipales. Cambio de la flota municipal a vehículos eléctricos, con estaciones de carga mediante energías renovables, lo que supondría un ahorro en costes y en generación de emisiones. Estas estaciones de carga deberían estar repartido por varios puntos de los pueblos y ciudades para que el resto de ciudadanas y ciudadanos pudieran aprovecharlas a través de bonos.
- Promoción y educación energética. Es fundamental que todas las personas y empresas sepan que se puede hacer para ahorrar energía y dinero en su consumo diario, por eso es necesario puntos permanentes de información y actividades educativas destinadas a diferentes perfiles de públicos, porque la energía más barata siempre es la que no se consume.
Hay un mundo de posibilidades, muchas más opciones, no me olvido de las bicicletas, carriles-bicis, recogida de basuras, etc., pero para generar empleo y mejorar la actividad económica en base al ahorro considero que esto puede ser lo prioritario.
Un nuevo tiempo ha llegado, también al campo energético, aprovechémoslo, no tengamos miedo al progreso.