Te voy a contar una historia, que podría ser la tuya, pero es la de Juan, un vecino del barrio de Patraix de Valencia. Juan vive en una finca, junto con otros vecinos, antes vivía cerca, en el barrio de San Macelino, otros provienen de otros barrios de la misma ciudad, como Tres Forques o San Isidro, y decidieron entre todos habitar un edificio viejo y con posibilidades.

Juan estaba encantado, tenía un piso soleado y accesible pero se encontró con un problema, el primer invierno que pasó allí tuvo la sensación de estar en el Polo en lugar de estar en el «Cap i Casal». En verano fue aún peor porque no tenían mantas que enfriaran y el aire acondicionado tenía que estar enchufado las 24 horas. Por ello decidió juntar a los vecinos y buscar un administrador de fincas de Valencia que les pudiera ayudar a reducir consumos energéticos. ¿En qué les tenía que ayudar? Pues en conseguir que su edificio fuera más eficiente.

Era importante para ellos delegar en un profesional que pudiera aconsejarle y conociera empresas de servicios técnicos de arquitectura especializada en fincas como la suya para lograr los mejores resultados con la inversión justa. Porque iban a realizar una inversión para mejorar su nivel de vida y gastar menos en climatización.

¿Cómo empezar la rehabilitación energética de una finca?

Lo primero que hicieron Juan y sus vecinos fue reunirse con los arquitectos y plantearle sus problemas y necesidades. Tenían mucho frío en invierno y mucho calor en verano, tenían todos los equipos eléctricos y el gasto de las facturas de la luz era excesivo.

Los arquitectos hicieron una visita a todas las viviendas con sus aparatos de medir y su experiencia y comprobaron que tenían ventanas de aluminio viejas y de vidrio simple, que las fachadas no tenían aislamiento y la cubierta que era bastante amplia, plana y sin uso específico tampoco. Juan vivía en el último piso por lo que era el que más frío y calor pasaba.

Con ello les propusieron tres acciones a realizar:

  1. Cambiar las ventanas.
  2. Aislar las fachadas y la terraza.
  3. Instalar paneles solares para autoconsumo.

¿Qué tipos de ventanas instalar para tener menos frío y calor?

Para reducir de manera sustancial las pérdidas de calor de las ventanas le propusieron la instalación de unas ventanas de PVC de 5 cámaras y un vidrio doble con cámara de aire de baja emisividad en la fachada principal. Con ello conseguirían aislar y captaban la luz del sol disipando a la vez calor en los días de verano.

Solo cambiando eso la mejora ya era sustancial pero siguieron escuchando a los arquitectos.

¿Cómo puedo aislar la fachada de un edificio existente?

Existen varias maneras, pero en este caso les propusieron solo dos debido que la fachada principal no tenía cámara de aire.

Primero le propusieron un aislamiento por el interior mediante un trasdosados de Pladur con lana de roca. Es una solución fácil de ejecutar que tiene el problema que pierden espacio en sus habitaciones ya que se les recorta unos 6 cm.

La otra opción era aislar por fuera con un sistema SATE que consiste en poner las placas de aislamiento fuera, bien fijadas, y luego acabadas con un mortero del color que quisieran. Es más costoso pero más efectivo porque reduces los puentes térmicos de forjados. Juan y sus vecinos se declinaron por esta solución.

Para aislar la terraza utilizaron un sistema similar, con unas láminas de aislamiento encima del pavimento de la cubierta. Con ello Juan empezó a pasar menos calor y menos frío.

¿Y la instalación fotovoltaica de autoconsumo cómo funciona?

Una vez planteado todos los elementos que reducen el consumo energético del edificio era el momento de pensar en las placas solares y producir su propia energía. Es decir los paneles solares producen electricidad que se consumirá instantáneamente en sus casas.

Tenían dos opciones, realizar una instalación de autoconsumo compartida o una pequeña instalación de autoconsumo individual con energía solar para cada casa que la quisiera instalar.

Decidieron que solo se iba a poder realizar la instalación en ese momento, porque una vez puesto el aislamiento no querían arriesgar en poner nada después que pudiera dañarlo así que, si alguien no quería autoconsumo en ese momento no podría posteriormente.

Las ventajas del autoconsumo individual son las facilidades de tramitación y ejecución y el no depender de los demás para ahorrar energía, todo lo que produzcas lo consumes tú,

Las ventajas del autoconsumo compartido es que hay menos pérdidas y se reduce el coste total de la instalación aunque administrativamente sea más enfarragoso y el reparto de ahorros pudiera ser problemático.

Ahora os dejo la pregunta, ¿Qué piensas que hicieron Juan y sus vecinos? ¿Qué hubieras preferido tú? Deja tu comentario y lo veremos.